¿Quién quiere ganar 8 Oscars? Slumdog Millionaire

Lo fácil, lo sencillo, lo que casi cualquier director sediento de reconocimiento mamporrerista y premios “comprometidos”, es coger un tema de denuncia social, ya sea de ámbito local o internacional, y hacer un dramón insoportable, soporífero, pretencioso y justificarlo todo de la forma más pedante posible. Desconozco si la intención de Danny Boyle cuando realizó Slumdog Millionaire era recibir todos los premios que ha recibido (entre ellos el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película) o que todo el mundo le alabe el gusto. El caso es que ha conseguido todo eso sin recurrir a lo fácil, a lo que tantos y tantos hacen, lo ha conseguido con una película entretenida y que demuestra que para poner de relieve algo que ves mejorable no tienes que realizar un tostón infumable.

¿Por qué es Slumdog Millionaire una buena película? Primero porque cuenta una buena historia. Una historia que le llega al espectador, una historia con sensibilidad. Una historia con personajes que transmiten, y evolucionan. Personalmente que un personaje evolucione es algo importantísimo, por eso me encanta Michael Corleone. En la cinta de Boyle es importante también la ambientación, tanto visual como sonora, las cuales trata de forma atractiva, con un montaje muy por encima de la media y que saca partido de cada plano. Además, no se queda solo en lo superficial, no es solo decir “mira que bonito me han quedado estos planos juntitos”, el dinamismo que desprende contribuye a la historia tanto como el guión.

El argumento es simple pero efectivo. La vida de un niño chabolista de la India contada de forma retrospectiva mientras va contestando preguntas del concurso ¿Quién quiere ser millonario?, de forma que cada respuesta la encontramos en algún momento importante de su vida. Es realmente sorprendente que un hilo conductor como un programa de televisión sea tan eficaz narrativamente, casi tanto como comprobar que la conocidísima música de cabecera de este programa tenía tanto potencial cinematográfico. Con estas premisas nos muestran las complicaciones de vivir en la calle, lo que se llega a hacer por ser un poco feliz, los conflictos religiosos en la región, las bandas que usan niños, los caminos a escoger en situaciones difíciles, y por supuesto, una bonita historia de amor, nada ñoña, por cierto.

En definitiva, Slumdog Millionaire, es una película dinámica, entretenida, nada pesada, que sabe cargar con el peso de la denuncia social sin caer en el aburrimiento, todo lo contrario. Es además, capaz de aunar recursos de dos medios como la televisión y el cine de forma que encajen a la perfección. Quizá a alguno los 8 oscars le parezcan exagerados, pero vistos categoría por categoría, y viendo el resto de los nominados, son merecidos (esto no quita que de haber sido las nominaciones justas, no hubiese candidatos mejores en según que categoría). Danny Boyle ha conseguido hacer una película casi redonda, con los mejores elementos de su filmografía pero con un componente multicultural que le da un aire diferente. Todo ello, junto con un reparto casi desconocido, hacen de Slumdog una de las mejores películas independientes de los últimos años.